ÁNGEL MARÍA CALVO BARCO
Departamento de Etnografía de la Sdad. Aranzadi

PILAR ARANGUREN: “Las madres de Loyola y Alza presentarán mañana a sus bebés a la Virgen de Uba en demanda de protección” (1991)

PILAR ARANGUREN
“Las madres de Loyola y Alza presentarán mañana a sus bebés a la Virgen de Uba en demanda de protección” (1991)
Diario Vasco 31-III-1991, página 15.
El día de Pascua, en el que se conmemora la festividad de la virgen de Uba, se celebra una Eucaristía en la ermita que lleva su nombre

El lunes de Pascua la ermita de Uba se convertirá un año más en el lugar de encuentro de muchos vecinos de Alza, Loyola y toda la vega del Urumea que en el día de la festividad de la Virgen de Uba rendirán culto y oración a una imagen que es conocida también con el evocador nombre de la “Virgen del Dulce Sueño”.

Esta conmemoración anual tendrá lugar a las 5 de la tarde con la celebración de una Eucaristía popular en la citada ermita, ascendiendo por Txomin Enea. Tras la celebración de la misa, se bajará a la Virgen de su hornacina y se expondrá a los asistentes que, siguiendo una tradición de más de un siglo de historia, presentarán a sus bebés a la imagen en demanda de protección y en forma especial para la obtención de un sueño beneficioso.

Esta costumbre se remontaría cuando menos al siglo pasado, según explica el párroco de Loyola, Fernando Garijo, responsable eclesiástico de la ermita de Uba. La ermita que tradicionalmente ha pertenecido a la jurisdicción de la parroquia de Alza, pertenece ahora a la de Loyola, que es la que organiza esta conmemoración anual.

Fernando Garijo explica que tanto la ermita como la Virgen de Uba están muy arraigados en Alza. “En unos mapas recientes la introducen dentro de su jurisdicción y la consideran suya”.

Reivindicada por Alza

En un capítulo del libro “La historia de Alza” se dice que la ermita de Nuestra Señora de Uba, que está situada sobre una pequeña loma hacia el barrio de Loyola, “ha pertenecido en lo eclesiástico, a la parroquia de Alza, con independencia de que administrativamente lo hiciera en el término de Astigarraga.”

La parroquia de Alza siempre quiso que quedara bien claro que ella poseía jurisdicción sobre la ermita. Así, en cierta ocasión, y según se recoge en el libro, quiso demostrarlo estableciendo un severo control sobre los toques de campana. “Esta pretensión -se dice- dio ocasión a que el sacristán de la ermita reclamara con energía el derecho a los toques de campana que, desde tiempo inmemorial, han solido practicarse en dicha basílica.”

La disputa se centraba sobre todo en el toque de agonía, ya que “el párroco de Alza se quejaba de que llegaba a enterarse por el tañido de la campana de la ermita cuándo un feligrés suyo se hallaba en trance de muerte.”

Aspecto maternal

Según los historiadores, el nombre de la ermita, que está situada a 110 metros sobre el nivel del mar, sobre el monte Ametzagaña, es Uha, y no Uba. Su grafía, un topónimo gascón que correspondería a la de la casa solar sobre cuyo terreno estuvo enclavada, a pesar de su brevedad ha alterado de forma en varias ocasiones, encontrándose escrita Hua, Huba y Uba.

En la construcción de la ermita que data aproximadamente del siglo XVI, se utilizó como único material la piedra de sillería.

Por su parte, la imagen de la Virgen, que ha sido restaurada en los últimos meses, es de pequeñas proporciones, unos 30 centímetros de altura. Y de talla popular estofada en madera. Su formato es piramidal y su origen se fecha en el siglo XV, debido sobre todo a sus ramificaciones góticas.

Por sus rasgos parece gallega, y su estudio permitiría especular con la posibilidad de que algún peregrino la perdió o la dejó en estas tierras. Fernando Garijo recuerda, en este sentido, que por el monte Ametzagaña pasaba una de las ramificaciones del Camino de Santiago, lo que podría explicar la tesis anterior.

Los estudiosos de este tema apuntan a la posibilidad de que la encontraran en una `erreka´ detrás de los cuarteles de Ingenieros. Todos los mantos de la Virgen han ido desapareciendo a lo largo de los años. En la actualidad la imagen adquiere una connotación maternal, según explica Fernando Garijo, “debido a su gran regazo, así como al niño que sostiene como si presagiara la crucifixión.”

Antigua ubicación

Varios historiadores coinciden en señalar que la imagen de la Virgen estuvo colocada en una hornacina abierta en las murallas de San Sebastián, trasladándose a la ermita con motivo de unas obras de reconstrucción realizadas en tiempos de Carlos V. Hacia el año 1810 la imagen sufrió un nuevo traslado debido a que la ermita estaba en ruinas, colocándose en su ubicación actual, “no siendo esta imagen de la propia Ermita,” según consta en un libro, aunque este aspecto no está muy claro para el párroco de Loyola.