ÁNGEL MARÍA CALVO BARCO
Departamento de Etnografía de la Sdad. Aranzadi

RICARDO ALDARONDO: “Bendito sueño”(2001)

RICARDO ALDARONDO
“Bendito sueño”(2001)
Diario Vasco, 17-IV-2001, página 72.
Bendiciones infantiles (21-04-2003)
Asegura la tradición que los niños que besan la Virgen de Uba en la ceremonia que se celebra el Lunes de Pascua, duermen bien y gozan de buena salud. Ayer muchos vecinos de Loiola se acercaron una vez más a la ermita de Uba, para recibir la bendición del sueño.

Parecía que la lluvia iba a desanimar a muchos padres a llevar a sus pequeños ante la Virgen que bendice sus sueños. Pero finalmente la Ermita de Uba se llenó en la tarde de ayer de niños, padres y aitonas que mantienen viva una tradición sencilla y curiosa, que unos siguen con verdadera devoción, y otros se toman simplemente como una bonita reunión familiar.

“Me parece que la verdad es que este año ha dormido peor, pero me gusta seguir la tradición”, comentaba sonriente Eva, que el año pasado acudió con su hija Ane de cinco años y esta vez también llevó a su pequeño Aritz, de un año. “Mi madre me contó la historia que es muy bonita, y también me gusta la romería que suele haber después.”

Ayer algunos prefirieron la seguridad del coche ante los continuos chaparrones, pero muchas madres no renunciaron a hacer el paseo desde Txominenea con sus coches de niño, subiendo la cuesta hasta la ermita. Jóvenes madres, parejas cargadas con dos niños, mujeres mayores que no renuncian a la costumbre aunque ya no tengan niños a su alrededor... y cuadrillas. Como la de Alberto, compuesta por varias parejas jóvenes que primero fueron a comer juntos, y luego subieron andando, “como debe ser aunque llueva”.

Misa con lloros:

A las cinco de la tarde, tras el rosario, comenzaba la misa. Los padres con los niños se situaban más bien en los últimos bancos, por si había que salir fuera. Porque la misa en la que la Virgen de Uba bendice el sueño de los niños es una misa adornada con lloros y balbuceos, pero especialmente alegre y nunca interrumpida por unos pequeños que se portan sorprendentemente bien. Algunos parecían ya bendecidos antes de empezar la ceremonia: dormían plácidamente en sus cochecitos. Otros pasaban de los brazos del padre a los de la madre, o viceversa, para dar un poco de descanso a quienes se encontraban en el fondo de la abarrotada y muy bien cuidada y engalanada capilla.

La pequeña imagen de la Virgen, de apenas 30 centímetros de altura y tallada en madera policromada, que una vez al año se coloca en la Ermita, presidió la ceremonia hasta que fue tomada en sus manos por el párroco que ofició la misa, Fernando Garijo, para que niños y mayores la besaran y recibieran las bendiciones del sueño tranquilo y la buena salud.

En el exterior ya sonaba la trikitixa de la romería que ayer quedó mermada por la lluvia. “Otros años se han puesto unas mesas aquí fuera con un poco de txakolí”, comentaba un devoto de esta tradición cuya madre lleva más de 40 años de fidelidad a una costumbre que sigue transmitiéndose de generación en generación.

La joven madre Karmele acudía por primera vez con su hijo Koxme de dos meses y medio, después de que le comentaran la costumbre en el barrio de Loiola. “Unos días duerme bien y otros mal, pero más que nada me apetecía venir a conocer esta tradición”, comentaba.

Por su parte Mertxe y Juanjo, con niño y niña de uno y dos años y medio, repetían la visita y aseguraban que la mayor había dormido este año mejor. “Hemos venido con los aitonas, que son los que más disfrutan con esta costumbre”, comentaba Mertxe.

La imagen de la Virgen de Uba está custodiada durante el año en las dependencias del servicio de Patrimonio de la Diputación Foral de Gipúzkoa, y sólo en este día se traslada a la ermita loiolatarra para que los niños se acerquen a ella.